«El mundo de ahí fuera se puede ir preparando desde ahora, porque cuando tu luz vuelva  brillar, cuando este dolor, esta pena, pasen de largo, nada podrá pararte ni echarte atrás». Carta abierta a quien fui ayer

Hace exactamente cuatro años mi mundo se partió en dos y conocí uno de los dolores más fuertes que he sentido en mi vida. Fueron meses oscuros, de llantos, tristeza y mucha, mucha culpa. Y hoy, en el cuarto aniversario del comienzo del que recuedo como uno de los períodos más oscuros de mi vida, comparto esta carta abierta a quien fui ayer.

Cómo me gustaría contarte que ya está todo bien, que la culpa no me ataca, que no vuelve a morder. Cómo me gustaría contarte que algún día sonreirás, que, aunque no lo veas, volverás.

Hay canciones que ojalá hubieras conocido entonces, pero muchas ni existían. Ojalá poder decirte que cuando dudes, cuando tengas miedo, creo en ti. Que no fue tu culpa, que sé que sientes que sí (al fin y al cabo, somos la misma persona), pero te prometo que tú no hiciste nada malo.

Sé lo mucho que te gustaría parar el tiempo, o incluso retroceder la película de tu vida para que no pasara, te encantaría cambiar el pasado, ¿verdad? No se puede, querida mía, pero lo que tienes que hacer es vivir, seguir adelante, no tienes más remedio.

Te duele tanto que solo quieres llorar. Ir a una playa, dejarte llevar por el mar. Lo entiendo tanto… quieres volar con el viento, ser una estrella, allá en el firmamento. Quieres ser libre, dejar de sufrir, el mundo te parece frío y hostil

Estás sola, enfrentándote al dolor. Quiero decirte que esto es un duelo, que no lo minimices. Permítete sentir, amiga, permítete ser libre y deja que tus emociones fluyan cual río. La gente no lo entiende, no están en tu piel, no saben lo que una pérdida así puede llegar a doler. Te han llamado vaga, te han llamado de todo, pero sé bien que lo que te pasa es que no puedes más.

Quieres gritar, correr, romper algo. Quieres huir y que esta no sea tu realidad, anhelas despertarte un día y que todo sea como antes. Ojalá poder curar tu roto corazón, pero solo el tiempo lo sanará. Ojalá decirte que algún día no dolerá, pero no será así, siempre quedará un rescoldo por el que la herida volverá, escociendo cada aniversario.

Te prometo que algún día estarás bien, volverás a sonreír y a ser feliz. Tendrás amistades, lo que ahora necesitas y por lo que suplicas tanto. Y, cuando menos te lo esperes, aunque no te lo creas, te sentirás tan orgullosa de ti que creerás que eres imparable.

El mundo de ahí fuera se puede ir preparando desde ahora, porque cuando tu luz vuelva  brillar, cuando este dolor, esta pena, pasen de largo, nada podrá pararte ni echarte atrás. Recuerda que eres más valiente de lo que crees. Volverás, mi pequeño ser de luz, de nuevo a ser tú.

A veces la vida nos pone este tipo de pruebas, a veces nos cambia la suerte. Es normal pasar una época así, donde todo se tuerce y va peor. Pero, aunque cuesta mucho verlo, (así entre tú y yo, incluso a mí a veces me resulta difícil), salimos más fuertes, y, en caso de que volvamos a caer, tendremos las experiencias previas para volver a levantarnos y volar, volar, como una bala de cañón.

Te abrazo fuerte desde el futuro, dentro de unos años estarás en mi lugar. Recuerda, y repítete esto todas las noches: eres bella, eres inteligente, mereces ser amada.

2 comentarios sobre “«El mundo de ahí fuera se puede ir preparando desde ahora, porque cuando tu luz vuelva  brillar, cuando este dolor, esta pena, pasen de largo, nada podrá pararte ni echarte atrás». Carta abierta a quien fui ayer

Deja un comentario